domingo, 8 de junio de 2014

31 días viviendo en un búnker submarino

   Jack Cousteau fue el gran embajador de los océanos. Al morir, sus descendientes han tomado el relevo de lo que hizo Jack que era proteger los mares y dar a conocer las especies que albergan.
Desde los laboratorios submarinos de la familia de Cousteau se estudia la situación de los océanos y se está alertando sobre las amenazas que hay en estos momentos en los océanos: la acidificación de estos, causada por la absorción de dióxido de carbono, a la acumulación de de basuras en zonas a las que no ha llegado el hombre.
Su nieto, Fabian Cousteau, se sumergión en Aquarius, un laboratorio instalado a 20 metros de profundidad. Con esto, quiere reclamar a los gobiernos que inviertan más en en la investigación y protección de los océanos.
El objetivo de esta iniciativa, llamada Mission 31 es batir el record de permanecia submarina que Jack Cousteau y sus colegas registraron en 1963 tras pasar un mes en un complejo submarino instalado en el Mar Rojo, el Conshelf II.

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