Cada vez se producen más y más avances en la fabricación de paneles solares fotovoltaicos, y algunas instituciones científicas han logrado unas eficiencias de hasta un 43%
Laboratorios de todo el mundo están investigando nuevas fórmulas de fabricación que impulsen la energía solar fotovoltaica y esta pueda llegar a ser competitiva con otras fuentes de energía fósil.
Se está convirtiendo poco a poco en una realidad. Ya son más de 100 países en los que se ha llegado a la paridad de red, es decir, el momento en el que una fuente de generación de energía puede producir electricidad a un coste inferior o igual al precio generalista de compra de la electricidad directamente de la red y competir con las fuentes de energía convencionales.
En el documental Comprar,
tirar, comprar se habla de la historia de la obsolescencia programada y de
varios puntos de vista sobre el tema y como deberían solucionarse los problemas
que ocasiona. A continuación puedes ver el documental completo:
Se denomina obsolescencia programada a determinar el momento
en el que cierto producto debe dejar de funcionar o debe quedar obsoleto con el
fin de aumentar la producción. La primera vez que el término fue publicado fue
en 1932enel libro de Bernard London, en el que expuso que la
obsolescencia programada era necesaria para salir de la crisis que tenía lugar
en Estados Unidos en aquel momento. Sin embargo en 1924 la obsolescencia
programada ya se daba lugar en la bombilla. Desde entonces ésta técnica se ha
seguido utilizando sin cesar.
Esto ha derivado en una sociedad consumista, que ha derivado
a su vez en numerosos problemas como es la acumulación de residuos tóxicos. A
continuación se resumirán los puntos de vista sobre éste tema de tres expertos:
Serge Latouche, John Thackara y Michael Braungart.
Serge Latouche: Desde su punto de vista nuestra
sociedad consumista quiere crecer
económicamente, no para satisfacer necesidades, sino simplemente para crecer.
Esto requiere de una producción sin límites y, por lo tanto, un consumo
ilimitado. Evidentemente esto es insostenible en un planeta como el nuestro,
con recursos finitos. Por ello es un crítico radical del consumismo y del
crecimiento sin límites que está establecido hoy en día en nuestra sociedad.
Latouche compara la sociedad de crecimiento con un coche sin
piloto, que va a toda velocidad y que está destinado a chocarse contra un muro
o caer por un precipicio. Esto claramente quiere decir, que si seguimos
despilfarrando los recursos de la Tierra en nombre del crecimiento, nuestro
sistema económico colapsará en algún momento por la falta de recursos.
Para él, la única solución a este problema es el
decrecimiento y un cambio en la forma de pensar que tiene la gente. Para que se
produzca este decrecimiento la palabra clave es reducir. Hay que minimizar la
huella ecológica, el despilfarro, la sobreproducción y el sobreconsumo. Además
aclara que esto no quiere decir que haya que volver a La Edad de Piedra, sino
que hay que vivir como en la Francia de los años 60.
Concluye diciendo que el consumismo en el que vivimos no nos
trae la felicidad, sino que podría llegar a ser una relación inversamente
proporcional. Es decir, cuanto más nos vemos llevados a consumir, más infelices
somos.
John Thackara: Según él nuestra vida se basa en pedir
créditos para comprar cosas que realmente no necesitamos, cosa que para él no
tiene sentido. Cree que las cosas tienen que cambiar ya que no es correcto que
para reactivar la economía sea necesario consumir cada vez más. En su lugar
deberíamos imitar a países como India o continentes como África, en los que es
impensable tirar algo simplemente porque no funciona; allí en lugar de tirar
aquello que no funciona intentan reparar todo lo que se ha roto por muy difícil
que sea. Piensa que deberíamos hacer esto porque la mayoría de lo que tiramos
son residuos no biodegradables. Estos residuos no se descomponen y por lo tanto
no desaparecen y se acaban almacenando. Este es uno de los mayores problemas
hoy en día, no sólo porque son dañinos para el medioambiente, sino porque no
quedan sitios donde almacenarlos y son un gran problema en algunos países, como
Ghana, mencionado en el documental. Por todo esto Thackara cree que se debería
desarrollar un consumo sostenible.
Además propone volver a estar vinculados a actividades que
no tengan nada que ver con los objetos, como las relaciones sociales o la
tierra, ya que cree que cada vez más los objetos determinan nuestra identidad y
autoestima por culpa del consumismo.
Michael Braungart: Es el creador del concepto de la cuna a la cuna. Éste concepto se basa en que si las fábricas
funcionaran de la misma forma que la naturaleza, la obsolescencia programada no
tendría sentido. Explica que, al igual que la naturaleza, las fábricas podrían
producir abundantemente si los residuos fueran biodegradables. Estos residuos
podrían compararse con las hojas secas, que sirven de nutrientes para otros
organismos.
Por otra parte demostró que de la cuna a la cuna no es algo meramente teórico, sino que se puede
realizar. Él eligió llevar a cabo éste método de producción en una empresa
textil. Después de comprobar que a las telas se les añaden cientos de químicos
tóxicos se puso en marcha y desarrolló tejidos con tan sólo treinta y seis
productos químicos, y todos ellos biodegradables. Lo bueno de éste método es
que no es aplicable sólo a la industria textil, sino que cree que se podría
aplicar a cualquier proceso productivo.
Su conclusión es que si nuestra sociedad solo produjera
nutrientes, la obsolescencia programada se convertiría en algo completamente
diferente.
Po todo lo mencionado anteriormente creo que su postura ante
el consumismo es producir de forma sostenible.
Mi conclusión es que sin duda la forma en la que producimos
tiene que cambiar, puesto que los
recursos son limitados y puede que nosotros no estemos para ver qué puede pasar
cuando éstos se acaben, pero debemos pensar en las generaciones futuras, en
aquellas personas que actualmente sufren las consecuencias de nuestro ritmo de
vida y en todos los seres vivos que no tienen nada que ver con la sociedad
consumista en la que vivimos. De lo contrario, citando a Mike Anane, las
generaciones futuras no nos lo perdonarán.