5 juegos emocionales tóxicos que usan los manipuladores para atraparnos.
¿Qué son los juegos emociona
les tóxicos?
Son trampas en las que nos metemos, a veces sin ser conscientes, o en las que involucramos a los demás, generando mucho sufrimiento y desmotivación. El origen está en las necesidades emocionales que no sabemos cómo satisfacer de forma madura o productiva, y entonces las tratamos de cubrir a través de dichos juegos, complicando nuestras relaciones personales y profesionales, generando dependencias tóxicas y obstaculizando la comunicación efectiva con los demás.
1. El victimismo.
Las personas que adoptan una actitud de víctima están evadiendo la responsabilidad de sus emociones y decisiones, ya que culpan a los demás de sus problemas, echan balones fuera y siempre consideran que los demás están equivocados, presentándose como pobres víctimas que han sido injustamente tratadas por otras personas o por la vida.
Expresiones típicas son: “Siempre tengo que sacrificarme yo”, “Qué injusta es la vida conmigo”, “Mi jefe tiene la culpa de todo”.
Curiosamente, las personas que juegan a hacerse la víctima de todo son muy egocéntricas, porque lo que quieren es ser siempre el centro de atención, y además, creen que tienen la razón. Obviamente, tienen una necesidad exagerada de atención, pero no son capaces de pedirla de forma madura y asertiva.
2. El resentimiento.
Normalmente, las personas victimistas terminan teniendo una visión muy negativa del mundo y de los demás. Como creen que todo el mundo es injusto con ellas, y que ellas siempre lo hacen bien, desembocan en el segundo juego emocional: el resentimiento, que implica estar esclavizado por el pasado, ya que el origen es una situación o decisión sucedida en el pasado.
Cuando nos creamos unas expectativas demasiado elevadas de los demás o de una determinada situación, entonces el desengaño está garantizado. Es entonces cuando nos anclamos en la rabia y nos encarcelamos en la prisión del rencor hacia dichas personas.
3. El verdugo.
En la cadena de juegos emocionales, una víctima resentida tiene todas las papeletas para explotar en cualquier momento. De pobre víctima lamentándose de lo malos que son los demás, pasa a ser una fiera agresiva que se comporta de manera violenta con otras personas, normalmente en una posición de debilidad (los colaboradores de su equipo, o incluso sus hijos).
Esa violencia no es necesariamente física, puede manifestarse a través de chantajes emocionales, reproches, malas caras, gritos y broncas. Lo curioso es que cuando han explotado, muchas veces vuelven a adoptar el papel de víctima.
4. La culpabilidad.
Es curioso cómo fácilmente una persona va pasando por los diversos juegos emocionales. Muchas veces, cuando han caído en el modo agresivo del verdugo, cuando ha pasado la tormenta, se sienten culpables por haber gritado o maltratado a personas inocentes, y a veces queridas.
Entonces se sienten atormentadas por la culpa y la tristeza, surgen los remordimientos por no haber actuado de manera correcta. Es otra carcel emocional, que nos incapacita y deteriora nuestra auto confianza.
5. La resignación.
Finalmente, puede que una persona que haya pasado por los 4 juegos anteriores, termine en la resignación, que tiene que ver con rendirse, con tirar la toalla. Es como si no tuvieran más energías ni recursos para poner orden en su vida o en su trabajo.
Así que se sienten incapaces y su autoestima se hunde. La resignación deriva a su vez en el victimismo, y así vuelven a empezar con el círculo vicioso emocional.
Si detectas que adoptas alguna de estas trampas emocionales o que alguien las utiliza contigo, sal del círculo inmediatamente.