La Agencia Europea del Espacio quiere realizar a medio plazo un nuevo telescopio de rayos X para explorar el
universo caliente y un energético y avanzado detector de ondas gravitacionales.
El
telescopio de rayos X se lanzará hacia 2028 y su objetivo será responder a dos
preguntas fundamentales: cómo y por qué se agregó la materia ordinaria en las
galaxias y en los grupos de galaxias que vemos hoy en día y cómo crecen e
influyen en su entorno los agujeros negros.
Aunque
parece que el 2028 está lejos,la ESA quiere empezar a trabajar en ello lo antes
posible y a principios del año próximo la agencia solicitará propuestas para
desarrollar el futuro observatorio.A
pesar de que el cielo parece a simple vista estar formado por estrellas, la
mayoría de la materia ordinaria se encuentra en forma de gas tenue a
temperaturas mucho más elevadas, invisible a los telescopios ópticos más
potentes.En algunos lugares, este gas caliente se acumula formando los cúmulos
de galaxias.A las temperaturas de millones de grados a las que se encuentra,
este gas emite radiación exclusivamente en rayos X y la clave para entender la
formación y evolución de esas grandes estructuras cósmicas consiste en
construir un gran observatorio que sea capaz de obtener imágenes ultrasensibles
en esa banda.
El
detector de ondas gravitacionales irá al espacio después, en 2034, y la ESA
pedirá propuestas también en 2014, pero más adelante. Los expertos que están
preparando esta avanzada tecnología consideran que la misión de detección de
ondas gravitatorias podría estar lista bastante antes de la fecha ahora fijada
por la agencia europea. El objetivo será buscar arrugas en el
espacio-tiempo generadas por objetos y procesos de gran efecto
gravitatorio, como la fusión de agujeros negros.
La Agencia Europea del Espacio quiere realizar a medio plazo un nuevo telescopio de rayos X para explorar el
universo caliente y un energético y avanzado detector de ondas gravitacionales.
El
telescopio de rayos X se lanzará hacia 2028 y su objetivo será responder a dos
preguntas fundamentales: cómo y por qué se agregó la materia ordinaria en las
galaxias y en los grupos de galaxias que vemos hoy en día y cómo crecen e
influyen en su entorno los agujeros negros.
Aunque
parece que el 2028 está lejos,la ESA quiere empezar a trabajar en ello lo antes
posible y a principios del año próximo la agencia solicitará propuestas para
desarrollar el futuro observatorio.A
pesar de que el cielo parece a simple vista estar formado por estrellas, la
mayoría de la materia ordinaria se encuentra en forma de gas tenue a
temperaturas mucho más elevadas, invisible a los telescopios ópticos más
potentes.En algunos lugares, este gas caliente se acumula formando los cúmulos
de galaxias.A las temperaturas de millones de grados a las que se encuentra,
este gas emite radiación exclusivamente en rayos X y la clave para entender la
formación y evolución de esas grandes estructuras cósmicas consiste en
construir un gran observatorio que sea capaz de obtener imágenes ultrasensibles
en esa banda.
El
detector de ondas gravitacionales irá al espacio después, en 2034, y la ESA
pedirá propuestas también en 2014, pero más adelante. Los expertos que están
preparando esta avanzada tecnología consideran que la misión de detección de
ondas gravitatorias podría estar lista bastante antes de la fecha ahora fijada
por la agencia europea. El objetivo será buscar arrugas en el
espacio-tiempo generadas por objetos y procesos de gran efecto
gravitatorio, como la fusión de agujeros negros.
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