domingo, 2 de marzo de 2014

Apoptosis: cuando las células se suicidan

Apoptosis: cuando las células se suicidan

En la naturaleza, donde reina la ley de la supervivencia de los más fuertes y más aptos, la muerte de los individuos más débiles o viejos es una garantía de perpetuidad indiscutible de cada una de las especies. A nivel celular ocurre algo similar, las células más antiguas, defectuosas, enfermas o con otras limitaciones fisiológicas suelen “tomar una decisión” radical con el fin de que el organismo pueda seguir funcionando correctamente, se suicidan mediante un proceso conocido como apoptosis o suicidio celular programado.

¿Cómo se suicidan las células?

 El suicidio celular no es un proceso consciente, sino que se encuentra programado genéticamente para que, ante determinadas circunstancias, la célula se autodestruya.
Cuando la célula capta una anomalía grave, comienza a sintetizar unas enzimas llamadas caspasas que destruyen el esqueleto celular, motivando la pérdida de agua de su interior y la compactación de sus orgánulos, que van perdiendo su capacidad funcional. El núcleo, se condensa de tal manera que se fragmenta ante la compactación del material genético de su interior y la célula termina muriendo.
 Cada día se suicidan aproximadamente en nuestro cuerpo miles de células, que dan lugar a otras tantas miles nuevas, Y el cuerpo necesita un mecanismo muy eficiente para que estas no causen una infección que acabaría matándonos.  Con la apoptosis, a diferencia de cuando la célula muere por otras causas, conocida como necrosis, la membrana celular mantiene su integridad, de manera que el contenido de la célula se mantiene encapsulado en los llamados cuerpos apoptóticos, que son “devorados” por las células del sistema inmunológico encargadas de mantener limpio el organismo, los fagocitos, y así dejan de existir e incluso, algunos de sus materiales pueden ser reutilizados.

¿Qué puede desencadenar el suicidio celular?

Apoptosis-cuando-las-celulas-se-suicidan-2.jpgISTOCK/THINKSTOCK
 Por ejemplo las mutaciones o los daños al ADN por radiaciones, fármacos, envejecimiento, entre otras causas; la renovación natural de los epitelios de la piel y las mucosas, en las que las células más expuestas suelen dañarse con mucha facilidad y rapidez; la infección por virus como por ejemplo el VIH, en un intento por impedir su propagación en el organismo, y muchas más.
Pero no siempre la apoptosis es un mecanismo bien regulado y eficaz para el correcto funcionamiento del cuerpo, ya que determinados factores externos o internos pueden afectar su importante papel y provocar graves daños en el organismo. Por ejemplo, en el caso del VIH, que induce la muerte de los linfocitos T, vitales para la protección inmunológica, por lo que el organismo queda expuesto al ataque de las enfermedades, o el caso del cáncer, que inhibe las señales que avisan de que la célula debe autodestruirse y esta continúa reproduciéndose, propagando así el daño sin que el organismo lo reconozca a tiempo en muchas ocasiones.
Andrea Elena Chira.

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