En esta
participación voy a hablar sobre el asma desde un enfoque personal y basándome
en mi experiencia, ya que padezco esta enfermedad.
El
asma es un trastorno que provoca que las vías respiratorias se hinchen y se
estrechen. En mi caso, al padecer de asma persistente moderada los síntomas son
muy frecuentes y aparecen diariamente. Estos síntomas son
tos, tiraje intercostal (los músculos entre las costillas tiran hacia dentro),
dificultad al respirar (sobre todo al realizar un ejercicio físico), pitos o
silbancias (este síntoma es muy frecuente durante la noche), en ocasiones
labios morados o azules debido a la dificultad para respirar, aumento de las
pulsaciones, crisis de ansiedad y dolor en el pecho. En esta modalidad de asma
las crisis duran bastantes días y empeoran durante la noche. La función
pulmonar no está al 100%, suele oscilar entre el 60% y 80%. En mi caso depende
fundamentalmente de la estación del año y los cambios de temperatura. Durante
los días más fríos de invierno, mi dificultad para respirar es mucho mayor que
durante el otoño, al igual que en primavera, debido a la alergia.
Los médicos detectaron mi enfermedad cuando yo
tenía 3 años aproximadamente. Desde ese momento me he sometido a una gran
cantidad de pruebas trimestrales y otras que solo fueron realizadas una vez.
Las pruebas trimestrales consistían en comprobar mi función pulmonar, esto se
hacía mediante una boquilla por la que tenía que soplar y dejar salir todo mi
aire mientras me tapaban la nariz, de este modo se podía apreciar una gráfica
donde estudiaban la eficiencia de mis pulmones en ese momento. También tuve que
hacerme bastantes exámenes de sangre y alergia y tenía un seguimiento en casa
con pico flujo.
En mi primera visita al hospital, donde me trataron
desde los 5 años, realicé algunas pruebas físicas donde tuve que correr en una cinta
para poder saber como de fuerte era mi asma y mi eficiencia pulmonar (la cual
era bastante baja), y posteriormente entré en una cámara donde tenía que
inspirar y espirar dentro de una boquilla para comprobar mi volumen pulmonar.
La prueba más difícil y la más dura ha sido pHmetría.
Esta consiste en la introducción de una goma por la nariz hasta el esófago para
averiguar si se es alérgico al propio reflujo, esta goma va conectada a un
aparato que llevan los pacientes en una mochila normalmente. Este examen dura 24
horas. En mi caso estuve todo el tiempo en el hospital y fue realizado cuando
tenía 6 años.
Los tratamientos del asma son los mismos para todos
los casos (normalmente). Se trata de broncodilatadores que son medicamentos que
relajan los músculos bronquiales y, como resultado, los tubos bronquiales se
ensanchan o dilatan. El broncodilatador más conocido y probablemente el
más frecuente es el Ventolín (en forma de cartucho) que se aplica mediante la
inhalación y es de acción corta. Existe otro tipo de broncodilatador de acción
corta que es el Terbasmín, este tiene una dosis más fuerte y al igual que el
Ventolín se inhala. Hay un medicamento que no es tan conocido y que se usa para
controlar mejor la frecuencia pulmonar y se inhala por la mañana y por la
noche, llamado Seretide. Si bien estos
medicamentos son muy eficientes también tienen efectos secundarios, en mi caso
principalmente es temblor de extremidades al poco tiempo de la inhalación.
Otro
tratamiento distinto al broncodilatador son los esteroides orales para los
ataques de asma difíciles de controlar. El más frecuente es prednisona.
Actualmente
mi tratamiento se basa en Terbasmín cuando padezco de crisis o me siento
fatigada y Seretide mañana y noche. Desde el pasado mes de marzo recibí el alta
en la sección de neumología pediátrica, ya que el doctor consideró que en mi
situación actual yo misma puedo regular mi estado de salud.
Para
terminar, decir que el asma no tiene cura, pero los síntomas pueden disminuir y
casi desaparecer durante la pubertad, aunque en mi caso no ha sido así.
Mónica Alfonsín Belinchón
No hay comentarios:
Publicar un comentario