Las bacterias son los organismos elementales con mayor capacidad de adaptación de la historia. La formación de la vida actual no hubiera sido posible sin ellas.
Esta capacidad de sustentarse ha hecho que muchos científicos investiguen un posible uso de las bacterias como combustible alternativo, algo necesario debido al crecimiento exponencial de la población terrestre.
A lo largo de la historia, los principales proveedores de energía han sido los hidrocarburos y sus derivados, como el petróleo. Por esta razón, la ciencia actual está investigando las bacterias como posibles productoras de hidrocarburos alternativos. Se cree que las bacterias tratadas en laboratorio pueden ser eficientes en la síntesis y desarrollo del pineno, que es un hidrocarburo vegetal que producen determinados árboles.
Esta fuente de energía sería ideal para combustibles de alto rendimiento, posibilitando la creación de una nueva generación de motores mucho más eficientes y de menor consumo.
De momento, al inyectar enzimas de la corteza de los árboles en las bacterias, se ha conseguido (aún en fase experimental) multiplicar hasta por seis la producción de hidrocarburos.
Muchos investigadores ya consideran al pineno el reemplazo del petróleo y sus derivados en un futuro no muy lejano, quizá en unos 20 años aproximadamente. De esta forma el pineno se convertiría en un combustible biosostenible y con bajo impacto ambiental.
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