Un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard han descubierto un material que puede absorber el calor del sol y almacenar esa energía en forma química, listo para ser liberada de nuevo bajo demanda.
Aunque es una buena solución para cuando el sol no brilla, desde el MIT advierten que, si bien podría producir electricidad, no sería eficiente hacerlo. Sin embargo, para aplicaciones en las que el calor es la salida deseada (calefacción de edificios, cocina y algunos procesos industriales) esto podría proporcionar una oportunidad para la expansión de la energía solar, ya que la convierte, en forma de calor, en algo “almacenable y distribuible”, según explica Jeffrey Grossman e Ciencias de los materiales e Ingeniería y coautor de un artículo que describe el nuevo proceso en la revista Nature.
El proceso que sigue es el siguiente: algunas moléculas pueden asumir una de dos formas diferentes, como si tuvieran una bisagra en el medio. La exposición a la luz solar hace que absorban energía y salten de una configuración a otra, que luego es estable durante largos períodos de tiempo.
Asimismo, estas moléculas se pueden activar para volver a la otra configuración mediante la aplicación de una pequeña sacudida de calor, luz o electricidad, y cuando se relajan, emiten calor. En efecto, se comportan como baterías térmicas recargables: tomando la energía del sol, almacenándola indefinidamente y luego soltándola bajo demanda.
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