Si un agujero negro se acerca demasiado a otro, la poderosa fuerza de gravedad que tienen estos lugares no permitirá que alguno de los dos escape. Una vez caen en el campo gravitacional del otro, el acercamiento se intensifica cada vez más y más, en forma inmediata. El resultado es una colisión extremadamente violenta que fusiona ambos agujeros y que da lugar a un agujero negro mucho más grande y poderoso.
Hay millones de agujeros negros en el Universo y es más que probable que en algún momento choquen. También sabemos que hay una galaxia (NGC 6240) en la que dos agujeros negros supermasivos se mueven peligrosamente uno muy cerca del otro y según los modelos teóricos astrofísicos, estos van en espiral uno hacia otro, hasta que finalmente chocarán.
Los astrofísicos de la NASA aseguran que la colisión de dos agujeros negros sería extremadamente violenta, produciendo una enorme cantidad de energía y enviando ondas masivas (ondas gravitacionales) por la estructura del tejido espacio-temporal del Universo.
Sophie Allan, profesora de física de la National Space Academy, menciona que en una colisión entre dos agujeros negros pueden suceder dos cosas. Por un lado, que los agujeros negros se fusionen y se conviertan en uno más grande, más como un agujero negro supermasivo. Por otro, que debido a los efectos gravitacionales, los agujeros negros pueden interactuar y retroceder entre sí, haciendo que uno salga disparado a velocidades muy elevadas, alejándose del primero.
Sabemos que si los agujeros negros chocan en forma frontal un agujero negro nuevo se forma con la masa y la energía de otros dos, y un área superficial que se compone de partes de la superficie combinada de la fusión entre dos agujeros negros. Esto ocurre porque hay una ley de “área” de la termodinámica de los agujeros negros que dice que la superficie total de un conjunto de agujero negros sólo puede aumentar. Es similar a la segunda ley de la termodinámica ordinaria.
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